12.11.01

La diplomacia sin proyecto de nación

27.09.2001
NDICADOR POLÍTICO
Carlos Ramírez
La diplomacia sin proyecto de nación

En 1998 y sobre todo en 1999, algunas investigaciones policiacas mexicanas encontraron un esquema de tráfico de árabes que entraban al país por Chiapas, cruzaban todo el territorio nacional por 30 mil dólares por persona y los polleros los descargaban en Estados Unidos clandestinamente. Estos datos han comenzado a servir hoy para replantear el asunto de la seguridad nacional de México en el escenario de la seguridad nacional de EU.


El debate, sin embargo, se ha quedado en el terreno diplomático. Pero en la política exterior se localizan los conflictos para la definición de las relaciones internas de México en el escenario de un gobierno de alternancia cuyo partido, el PAN, siempre combatió los nacionalismos aislacionistas. La diplomacia es la expresión de la doctrina de seguridad nacional de las naciones.


La seguridad nacional de Estados Unidos, tan invocada después del ataque con aviones-misiles contra el World Trade Center y el Pentágono, se explica en función del papel de EU en la estabilidad internacional y en la creación de un muro militar de aislamiento frente al exterior. Ahí localiza EU uno de sus principales problemas: internamente, la libertad tiene más prioridad que la seguridad. Por eso, también, la CIA no puede realizar operaciones de espionaje dentro de EU, a pesar de que su origen provenga de amenazas externas. Así, la seguridad nacional externa de EU determina los principios de la política exterior de la Casa Blanca.


La seguridad nacional de México, en cambio, se sustenta en la estabilidad política y social interna. A partir de ella ha definido México sus principios de política exterior. En consecuencia, los asuntos internos explican la posición doctrinaria en la diplomacia. De ahí que el principal problema de México frente a la exigencia de apoyo de EU deba de pasar por las posiciones internas críticas de los diferentes actores.


En EU, el Consejo de Seguridad Nacional está localizado en el escenario internacional y su tarea es la de coordinar a la infinidad de agencias nacionales que tienen que ver con los temas de seguridad, además de operar directamente líneas de acción del presidente de EU sin pasar por el Departamento de Estado. En el gobierno de Nixon, Henry Kissinger le dio al CSN un activismo tan directo como los contactos secretos con China y la Unión Soviética.


En México, el aislamiento diplomático mexicano y su inactivo papel militar internacional redujo el espacio de la doctrina estabilizadora mundial de México. Inclusive, la relación mexicana con Cuba en el contexto de la relación de resistencia ante estados Unidos no produjo esquemas de seguridad nacional interna. En los años del activismo procubano de México la policía política de la Federal de Seguridad estaba al servicio de la CIA y el esquema de la guerra fría contra el comunismo soviético.


En este contexto, la posición de México frente a la petición de solidaridad y alianza de Estados Unidos debe moverse en el doble escenario de una diplomacia más activa y de una redefinición de la doctrina de seguridad nacional. Sin embargo, el Congreso se ha quedado en el pasado de la pasividad mexicana ante conflictos del exterior como un vicio heredado del sistema priísta.


La tarea del consejero mexicano de seguridad nacional, Adolfo Aguilar Zinser, no es sólo organizar una oficina gubernamental ni interrelacionar dependencias acostumbradas a las acciones aisladas, sino darle forma doctrinaria en función con tareas de estabilidad en la transición. El aislamiento diplomático dañaría la globalización comercial y la dependencia financiera.


De ahí que la seguridad nacional mexicana, que ha sido revalidada por los ataques terroristas contra EU, enfrente cuando menos tres retos:


1.- La definición de una visión geopolítica de México en el escenario internacional. Las diplomacias pasivas o nacionales no se acomodan en un mundo interrelacionado en lo social, lo financiero y lo comercial. El comercio, la deuda y la hegemonía del dólar obliga a las naciones a atender el enfoque geopolítico del mundo.


2.- La interrelación entre políticas nacional y exterior. México, por ejemplo, no puede ser ajeno a la crisis de EU por la presencia de mexicanos en ese país, por el concepto de la doble nacionalidad y porque las fallas en la seguridad nacional mexicana --árabes que usan el país para ingresar clandestinamente a EU, crimen organizado y narcotráfico a EU-- se convierten en un conflicto de seguridad nacional para EU.


3.- La asimetría entre los proyectos de nación de México y EU. Para EU, su papel de policía mundial como prioridad nacional es diferente a la tarea fundamental del gobierno mexicano de buscar la estabilidad social y política. De hecho, los proyectos de nación definen los marcos de referencia de la seguridad nacional de un país.


El ataque terrorista contra EU adelantó la agenda nacional del primer gobierno de la alternancia en México, después de un largo reinado priísta de 71 años --casi tres generaciones--. El problema del gobierno foxista radica en el hecho de que ganó el poder por el hartazgo de los mexicanos hacia el priísmo en descomposición, pero careció de un cuerpo doctrinario para transitar de la cultura priísta dominante a la cultura priísta de la democracia.


Para enfrentar las exigencias estadunidenses en función de la seguridad nacional norteamericana, México tiene la urgencia de definir su doctrina de seguridad nacional en el contexto de la alternancia, del fin de la cultura priísta y de la estabilidad social. Y lo más importante es que Fox fije con precisión su proyecto de nación que ya no es la Constitución ni la tradición. Ambas determinadas por la ideología priísta. El punto de partida está muy claro: la derrota del Estado priísta el 2 de julio exige nuevos protocolos políticos que el gobierno foxista está tardando en diseñar. Y al final va a quedar mal con EU y con los mexicanos.

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